jueves, 5 de mayo de 2011

Guillermo Montenegro


Guillermo Montenegro, cuando menos se le espera, a cualquier hora del día o de la noche, en cualquier calle de la ciudad, sube al autobús, saluda al conductor de turno, se aclara la garganta y como hablando para sí, dice engolando la voz al estilo de un experimentado locutor de radio: Muy bien!, Vamos a comenzar! – Buenos días señores y señoras, mi nombre es Guillermo Montenegro y he venido a ofrecerles algo que es indispensable para la educación y la formación de sus hijos. De vez en cuando, Montenegro gusta hablar de sí mismo en tercera persona, y esto le da un aire de nobleza, de soberanía ducal, casi de Realeza.

Claro está que los pantalones sucios y raídos, la camisa ensombrecida de mugre y la delatada ausencia de calcetines provocada por la insuficiente talla de su pantalón brincapozos, el cual, quizá como un inoportuno pormenor, marcando un paréntesis entre el ruedo deshilachado y la tristeza de sus zapatos cansados, lo coloca de inmediato en un visible y no menos patético contraste de penosas circunstancias.

Montenegro prosigue y pregunta a su público móvil, literalmente cautivo: ¿Qué le respondería usted a su hijo si este le preguntara por ejemplo, cual fue el primer presidente Médico que tuvo Venezuela?, o ¿en qué año se produjo la batalla de Santa Inés?, ¿en qué lugar se hizo el Juramento del Monte Sacro?, ¿ante quienes, el Libertador pronunció las siguientes palabras: «Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor y juro por mi patria que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español».? Nadie le responde. -¿Lo ven?, ¿ven la importancia de estar bien informado? Y concluye: -Montenegro tiene el remedio para la ignorancia y para todas sus dudas.

Montenegro parece hambriento, tiene los ojos hundidos y sin brillo, se pudiera decir que opacos, lleva el cabello atado en una cola de caballo que le resbala por la nuca junto al rancio sudor de muchos días trajinados, dándole un matiz oscuro a la tela de soporte que sobresale del roído y grasiento cuello de su camisa. A pesar de todo Montenegro es un Showman, un gran actor, quien por ahora vende libros abreviados de ediciones baratas mientras sueña con el día en que todos lo puedan ver en la televisión. Montenegro es polifacético, afable, gentil y además no le gusta que le interrumpan en sus predicaciones ambulantes, ya que él tiene la solución y las respuestas a todas las preguntas. Por esto es muy importante que le oigan prestándole el máximo de atención.

En una ocasión una dama viajera del bus, atormentada por su insistente perorata, se quejo protestándole por su ensordecedor tono de voz, ya que ella justo en ese momento padecía de una enorme jaqueca; de pronto, Montenegro con una expresión superlativamente maligna en su rostro le lanzó la más diabólica mirada que pocos seres humanos pudieran haber visto en la vida y le gritó como en un rugido de bestia;- ¡Cállate vieja maldita, déjame vender mi mercancía, que si no lo haces vas a verle la cara al Demonio, vas a saber que es el Mal y que es la Maldad, y también vas a conocer quién es Guillermo Montenegro!

José Luis BlancoT. Comenzado en Abril 2010.

Continuará……………..no se sabe hasta cuando...............

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